
En colaboración con investigadores de la Université Paris-Sud de Francia y del University Medical Center Göttingen de Alemania, el profesor de investigación ICREA Toni Gabaldón y su equipo del Centro de Regulación Genómica de Barcelona leyeron el código genético de 33 cepas distintas de la levadura Candida glabrata, la segunda causa más común de candidiasis.
Descubrieron que todas las muestras eran muy diferentes entre sí a nivel genético, particularmente dentro de los genes que codifican moléculas que ayudan a la levadura a infectar a los humanos.
Hasta ahora se pensaba que C. glabrata solo se reproduce asexualmente por gemación, aunque la levadura contiene los genes necesarios para la reproducción sexual.
Gabaldón y su equipo encontraron fuerte evidencia genética de que C. glabrata podría reproducirse sexualmente, dándole la oportunidad de intercambiar información genética. Esta capacidad puede dar a la levadura nuevas formas de desarrollar resistencia al tratamiento y aumentar su capacidad infecciosa.
Mediante el uso de estos datos genéticos para reconstruir un «árbol genealógico» para todas las cepas, los investigadores demostraron que originalmente había siete tipos distintos de C. glabrata en partes separadas del mundo que solo recientemente han entrado en contacto y se han entremezclado, presumiblemente como resultado del aumento de la migración y los viajes humanos a nivel mundial.
Los hallazgos también plantean algunas preguntas intrigantes sobre el estilo de vida de C. glabrataque anteriormente se pensaba que solo sobrevivía en el cuerpo humano.
Los microbios que solo pueden vivir en un organismo (conocidos como comensales obligados) tienden a evolucionar al unísono con su huésped, con cepas específicas que tienden a estar restringidas a áreas geográficas particulares.
Pero el equipo de CRG encontró evidencia de una rápida evolución a través de diferentes cepas de C. glabrataincluso en la misma región, lo que sugiere que también debe vivir de forma independiente en un nicho actualmente desconocido, como el suelo o las plantas.
“Muchos microorganismos entran en contacto con los humanos, pero la mayoría no nos hacen ningún daño”, dice Gabaldón. “Nuestros resultados muestran que C. glabrata es un patógeno emergente oportunista, y solo ha logrado infectar a los humanos hace relativamente poco tiempo. Descubrir que estas levaduras pueden reproducirse sexualmente nos ayuda a anticipar cómo podrían evolucionar en el futuro y si es probable que desarrollen resistencia a los medicamentos a través del intercambio de genes».
Comprender más sobre el ciclo de vida y las rutas de transmisión de C. glabrata también podría ayudar a identificar nuevas formas de tratar o prevenir la afección. Pero el estudio de Gabaldón plantea una nota de advertencia para los científicos que trabajan en el campo.
«La mayoría de los investigadores que trabajan en C. glabrata usar solo una o dos cepas modelo», explica Laia Carreté, estudiante de doctorado en el laboratorio de Gabaldon y primera autora del estudio. «Nuestro trabajo muestra que hay mucha diversidad genética, comparativamente más grande que en otros patógenos, creando levadura con muchos diferentes características. Esto debe tenerse en cuenta al estudiar las infecciones por Candida».