
Un nuevo estudio, realizado por investigadores de la Facultad de Ciencias Eberly de Penn State, indica que la capacidad de las moscas para transmitir enfermedades podría ser mucho mayor de lo que se pensaba anteriormente.
Crédito: Athul V Aleyas/Shutterstock.com
Durante una investigación realizada en los microbiomas de 116 moscas azules y moscas domésticas de tres continentes diferentes, los investigadores identificaron que, en algunos casos, estas moscas portaban cientos de diversas especies de bacterias, muchas de las cuales representan una amenaza para los humanos. Los investigadores han sospechado durante mucho tiempo que estas moscas desempeñaban un papel vital en el transporte y la propagación de enfermedades, ya que a menudo viven cerca de los humanos.
Creemos que esto puede mostrar un mecanismo para la transmisión de patógenos que ha sido pasado por alto por los funcionarios de salud pública, y las moscas pueden contribuir a la rápida transmisión de patógenos en situaciones de brote».
Donald Bryant, Ernest C. Pollard, Estado de Pensilvania
Stephan Schuster, exprofesor de bioquímica y biología molecular de Penn State, indicó que los investigadores pudieron examinar el contenido microbiano de partes individuales del cuerpo de las moscas, como las alas y las patas.
La mayoría de los organismos microbianos se transfirieron de una superficie a otra a través de las patas de las moscas. Las alas y las patas muestran la mayor diversidad microbiana en el cuerpo de la mosca, lo que indica que las bacterias utilizan las moscas como lanzaderas en el aire, agregó Schuster.
Las especies de moscas carroñeras, como las moscas domésticas y las moscas azules, están frecuentemente expuestas a materia antihigiénica, ya que utilizan materia orgánica en descomposición y heces para nutrir a sus crías, donde podrían adquirir bacterias que podrían funcionar como patógenos para plantas, humanos y animales.
Además, el estudio muestra que las moscas domésticas y las moscas azules comparten aproximadamente el 50 % de su microbioma, una mezcla de microorganismos que están asociados con el huésped y los recogidos de los entornos en los que habitan. Un hallazgo notable fue que se encontró que las moscas recolectadas en los establos portaban menos patógenos en comparación con las recolectadas en entornos urbanos.
Los investigadores identificaron 15 ocurrencias de un patógeno, conocido como Helicobacter pylori, que a menudo causa úlceras en el intestino humano, sobre todo en las muestras de mosca azul recolectadas en Brasil. Schuster afirmó que la vía de transmisión conocida de Helicobacter nunca ha considerado a las moscas como un probable vector del patógeno. La capacidad de transmisión de enfermedades de las moscas puede intensificarse cuando existan más personas.
Ana Carolina Junqueira, profesora de genética y genómica de la Universidad Federal de Río de Janeiro, afirmó que los nuevos enfoques computacionales y genómicos utilizados en este estudio permitieron a los investigadores observar de manera notable la comunidad microbiana que transportan las moscas.
Junqueira agregó además que la capacidad de transmisión microbiana de las moscas domésticas y las moscas azules nunca se analizó de manera exhaustiva utilizando la secuenciación profunda del ADN y los enfoques moleculares modernos, aunque se consideran vectores mecánicos importantes en todo el mundo.
Sin embargo, las moscas pueden no ser del todo malas. Los investigadores sugieren que pueden utilizarse como drones vivos que pueden funcionar como un sistema de alerta temprana de enfermedades.