
Según el Royal College of General Practitioners, en el pico de la pandemia de Covid-19, las formas en que los pacientes accedían a su médico de cabecera se revirtieron de alrededor del 70 % cara a cara y el 30 % por teléfono, video o en línea antes de la pandemia a en torno a un 30% presencial y un 70% a distancia.
Los investigadores de Surrey revisaron 24 artículos de PubMed y PsychInfo en busca de estudios que exploraron las experiencias de pacientes y médicos con consultas remotas en atención primaria.
La revisión sigue la nueva guía del NHS de Inglaterra, que establece que ahora se requiere que las prácticas de los médicos de cabecera «ofrezcan y promuevan» consultas remotas según los cambios en el contrato de Servicios Médicos Generales.
Los médicos de atención primaria también sugirieron que las consultas remotas permitían un mejor seguimiento de los casos, ya que los pacientes con enfermedades crónicas podían ajustar su medicación por teléfono de inmediato, sin tener que esperar a que hubiera una cita presencial disponible.
La revisión encontró que, en algunos casos, las consultas telefónicas ayudaron a los pacientes a sentirse empoderados para expresarse más claramente y que las consultas cara a cara a veces podían ser intimidantes, y los pacientes tenían menos probabilidades de compartir información confidencial durante las citas en persona.
Aunque las consultas en línea mejoraron el acceso a la atención y fueron convenientes para algunos pacientes, a menudo resultaron en una pérdida de comunicación no verbal valiosa, como el contacto visual, las expresiones faciales, los gestos, la postura y el lenguaje corporal. Esto puede dificultar la toma de decisiones clínicas, ya que los médicos de cabecera tienen menos información para fundamentar sus elecciones. Otro factor es la sugerencia de que todavía hay algunos pacientes que tienen acceso en línea limitado; por lo tanto, las citas en línea no son viables.
La pandemia ha demostrado que las formas de recibir atención que antes parecían imposibles son realmente posibles y, en algunos casos, preferibles a los pacientes.
Nuestra investigación muestra que las consultas remotas tienen ventajas, particularmente en términos de acceso y comodidad para la mayoría de los pacientes. Nuestra investigación también muestra que las consultas remotas tienen desventajas, como exacerbar la toma de decisiones clínicas para nuevos síntomas/condiciones. La pandemia nos ha demostrado que se puede brindar atención de alta calidad de forma remota, y muchas prácticas ahora cuentan con los medios apropiados para hacerlo de manera efectiva».
Dr. Robert Kerrison, autor principal del estudio y profesor de atención del cáncer de la Universidad de Surrey