
Un compuesto antimicrobiano elaborado por las abejas podría convertirse en la base de nuevos antibióticos, según una nueva investigación de la Universidad de Illinois en Chicago.
No se han descubierto nuevos antibióticos durante más de 30 años, y algunas bacterias se están volviendo inmunes a los medicamentos que se usan para tratar o prevenir infecciones. La resistencia a los antibióticos, considerada por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades como uno de los problemas de salud pública más apremiantes del mundo, puede significar que enfermedades que antes eran fácilmente tratables ahora son potencialmente mortales.
Cada año en los EE. UU., al menos dos millones de personas se infectan con bacterias resistentes a los antibióticos, y al menos 23 000 personas mueren cada año como resultado directo de estas infecciones, según los CDC. Muchas más personas mueren por otras afecciones que se complicaron con una infección resistente a los antibióticos.
En un nuevo estudio publicado en la revista Nature Structural & Molecular Biology, investigadores de la UIC, dirigidos por los coinvestigadores Alexander Mankin y Nora Vázquez-Laslop del Centro de Ciencias Biomoleculares de la Facultad de Farmacia, explican cómo un derivado del antibiótico apidaecina -; Api137-; puede bloquear la producción de proteínas en bacterias potencialmente dañinas.
Muchos antibióticos matan las bacterias dirigiéndose al ribosoma, que produce todas las proteínas de la célula. La producción de proteínas se puede detener al interferir con las diferentes etapas de la traducción; el proceso por el cual el ADN se «traduce» en moléculas de proteína -; Mankin dijo. Api137 es el primer inhibidor conocido de la terminación de la traducción, dijo.
Api137 es un producto natural producido por abejas, avispas o avispones. En la naturaleza, muchos organismos se defienden de las infecciones produciendo péptidos antibacterianos o pequeñas proteínas. Los péptidos se pueden usar como antibióticos si «entendemos cómo funcionan», dijo Tanja Florin, estudiante de doctorado de la UIC que se desempeñó como una de las autoras principales del artículo.
«Este proyecto fue el resultado de una excelente colaboración de nuestro equipo», dijo Vázquez-Laslop, quien trabajó con dos grupos de investigación en Alemania. «Ahora podemos aprovechar el conocimiento de cómo funciona Api137 para fabricar nuevos medicamentos que matarían las bacterias malas utilizando un mecanismo de acción similar».